domingo, 24 de abril de 2011

¿La nostalgia se transforma en sonrisa?























Hoy tuve la oportunidad de leer un artículo en una revista nacional; de un escritor que les recomiendo bastante: Rafael Osio Cabrices. En él, relata la nostalgia que siente al ver las cosas que le asombraban y lo maravillaban cuando era pequeño; y de sentir que ha perdido la inocencia propia de un niño, que siempre lo hacía creer en lo que leía o lo que veía.

Creo que comparto muchas veces este sentimiento, con gran cantidad de cosas que recuerdo de mi infancia y adolescencia; pero no creo que se pueda perder la curiosidad propia de un niño, aunque por supuesto si la inocencia. Quizás cuando veíamos una película de fantasía, pensábamos que sus efectos eran tan reales que no se podían creer, pero en esos tiempos dichos efectos lo eran, eran para todo el mundo reales, porque eran lo más vanguardista que existía.

Puede que mucha de esa "niñez", por nombrarla de alguna forma, nos la han venido robando los adelantos tecnológicos, pero más aún, y en un sentido más general, la niñez nos la ha ido robando la precocidad de la sociedad de hoy en día. Si a mi Freddy Krugger no me dejaba dormir por las noches, a los jóvenes de ahora les causa risa. Una amiga, mucho menor que yo, opinaba cuando vio Pesadilla en la Calle del Infierno de los 80, que lo que le causaba era risa, porque "era muy cómico". Pero al ver la nueva versión, con más sangre realista, vísceras creíbles y un actor con maquillaje que lo hacía ver inexpresivo por las quemaduras, le parecía aterrador.

Creo que la magia de las cosas que nos hacían "creer en la magia", valga la redundancia, era que nosotros las creíamos, que a nosotros nos impresionaban y nos gustaban, así que no veo el por qué dejar de sentir que son mágicas, y a pesar que las cosas ahora son diferentes, dejan bastante que desear desde el punto de vista creativo.

Hace un momento conversando de algo parecido por una red social, me dijeron "la edad no es la que se tiene, sino la que se siente"; y me apego también a esa idea. Yo siempre seré un niño; yo siempre creeré en la magia. Ojalá eso nunca cambie.