domingo, 27 de mayo de 2012

Jugando a ser grande


Esta semana siento (porque hasta ahorita es que lo siento) que comenzaré una nueva etapa de mi vida (El pequeño Jesús, está creciendo). Acabo de dejar un gran trabajo, con gente maravillosa, muy profesional y capaz, en una de las empresas que digamos, es la meca de quién se desempeña en mi carrera en esta ciudad, para pasar a trabajar con otra empresa de nuevo casi por mi cuenta.

Tendré ciertas libertades de tiempo como antes, pero ahora, después de haber probado de nuevo lo que era cumplir horario y recibir una mensualidad, siento que voy a esta nueva etapa con la mente, y los ojos un poco más abiertos.

Todos en la vida, creo yo, tenemos etapas que quemar. Caminamos a través del mundo pensando en el día a día, como si éste fuera el último, porque es lo que nos han dicho en muchas partes en estos días; pero nunca pensamos un poquito más en la etapa que nos toca vivir a continuación. Quizás así la cosa sería más fácil ¿No?

Llegué a un punto en mi vida (y ojo, no digo que todos a mi edad deberían pensar igual que yo) en que es importante que haga el mayor de los esfuerzos por alfombrar mi camino a una vida segura y estable. Se acabaron los días hippies del freelance como tal; y es que he decidido enseriarse un poco con mi carrera y mis habilidades, y hacer uso de lo que he aprendido en los últimos años "partiéndome el lomo" trabajando, para aplicar todo en un proyecto propio. Me llegó la hora de ser emprendedor.

Como en todo nuevo camino, al principio da un poco de miedo, pero a estas alturas creo saber como darme una palmada profesional en la espalda para seguir adelante.

La cosa pinta bien, y es que además de esta empresa que puso su confianza en mi para trabajar a distancia, han salido otras cosas por ahí. Espero que todo siga así.

¿Cómo te das cuenta que ya creciste? Quizás no es cuando estás enamorado y decides casarte, o cuando la vida te regala esa maravillosa aventura de tener un hijo... quizás a veces crecemos porque nos obligamos a hacerlo; así como cuando de niños, nos poníamos los trajes de papá y sus zapatos para "jugar a ser grandes". Quizás deberíamos seguir jugando a ser grandes, pero lo importante, o por lo menos lo que yo he aprendido en estos últimos días, es que a pesar de luchar contra las etapas de la vida para que los demás crean que somos "cool", deberíamos terminar de aceptarlas tal y como aceptábamos el primer día de clases en una nueva escuela: Era duro, pero al final terminamos acostumbrándonos y la vida continua, con un poco más de responsabilidades, pero también con otras alegrías que antes no teníamos.

Te invito a probar.